viernes, 8 de mayo de 2015

LA EVOLUCIÓN DEL SER HUMANO

La evolución humana u hominización es el proceso de evolución biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso requiere un análisis interdisciplinar en el que se aúnen conocimientos procedentes de ciencias como la genética, la antropología física, la paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología y la lingüística.

El término humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como ArdipithecusAustralopithecus, etc. Los científicos han estimado que las líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron hace 5 a 7 millones de años. A partir de esta separación, la estirpe humana siguió ramificándose, originando nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción del Homo sapiens.



ASPECTOS GENÉTICOS DE LA EVOLUCIÓN HUMANA

Al analizar el genoma humano se ha descubierto que en su proceso evolutivo hay varios hechos que destacar.

Al realizar un mapeo del genoma humano actual, se observa que Homo sapiens comparte casi el 99% de los genes con el chimpancé y con el bonobo. Para mayor precisión, el genoma de cualquier individuo de nuestra especie tiene una diferencia de sólo el 0,27 % respecto al genoma de Pan troglodytes (chimpancés) y de 0,65 % respecto al genoma de los gorilas.

A partir del análisis genético, se ha postulado igualmente que en la genealogía humana habría habido introgresión en varias ocasiones dentro de la historia evolutiva humana. Ejemplo de ello, el cromosoma Y actual más antiguo (cromosoma-Y A00), el cual se remontaría hasta los Homo sapiens arcaicos (hace unos 340 000 años aprox.).1 También destaca el descubrimiento de la existencia de hibridación con otras especies homínidas más antiguas, tales como el Homo neanderthalensis (de un 1 % a un 4 % de genes neandertales por persona, principalmente en Europa),2 y con el homínido de Denisova (la población local que vive actualmente en Papúa Nueva Guinea, en el Sudeste Asiático, le debe al menos el 3 % de su genoma por persona a los homínidos de Denisova).3 4 Sin embargo, destaca que al analizar el porcentaje total de DNA del Homo neanderthalensis dentro de la población humana actual no africana (no dentro de un solo individuo actual), este porcentaje aumenta significativamente a un 20%; estando este genoma neandertal relacionado con genes que produjeron una "heterosis" a adaptaciones ambientales (como fenotipos de la piel), pero también implicado en enfermedades como la diabetes tipo 2, la enfermedad de Crohn, el lupus y lacirrosis biliar.

Igualmente destaca que los retrovirus endógenos humanos (HERV) (Secuencia de ADN derivado de virus pertenecientes al grupo de los retrovirus) comprenden una parte significativa del genoma humano. Con aproximadamente 98 000 fragmentos y elementos ERV, estos componen casi el 8 % del genoma actual del ser humano, los cuales ha adquirido el ser humano en diferentes periodos temporales de su evolución.





LOS PRIMEROS HOMO
RECONSTRUCCIÓN DE HOMO HABILIS

No se sabe con certeza de qué especie proceden los primeros miembros del género Homo; se han propuesto Australopithecus africanusA. afarensis y A. garhi, pero no hay un acuerdo general. También se ha sugerido que Kenyanthropus platyops pudo ser el antepasado de los primeros Homo.9
Clásicamente se consideran como pertenecientes al género Homo los homínidos capaces de elaborar herramientas de piedra. No obstante, esta visión ha sido puesta en duda en los últimos años; por ejemplo, se ha sugerido que Australopithecus ghari fue capaz de fabricar herramientas hace 2,5 millones de años.10 Las primeras herramientas eran muy simples y se encuadran en laindustria lítica conocida como Olduvayense o Modo 1. Las más antiguas proceden de la región de Afar (Etiopía) y su antigüedad se estima en unos 2,6 millones de años,11 pero no existen fósiles de homínidos asociados a ellas.

De esta fase se ha descrito dos especies, Homo rudolfensis y Homo habilis, que habitaron África Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de años atrás, que a veces se reúnen en una sola. El volumen craneal de estas especies oscila entre 650 y 800 cm³.


HOMO SAPIENS

Los parientes vivos más cercanos a nuestra especie son los grandes simios: el gorila, el chimpancé, el bonobo y el orangután.
Los fósiles más antiguos de Homo sapiens tienen una antigüedad de casi 200.000 años20 y proceden del sur de Etiopía (formación Kibish del río Omo), considerada como la cuna de la humanidad (véase Hombres de Kibish). A estos restos fósiles siguen en antigüedad los de Homo sapiens idaltu, con unos 160.000 años.



BIPEDESTACIÓN

Los Homininos, primates bípedos, habrían surgido hace unos 6 o 7 millones de años en África, cuando dicho continente se encontró afectado por una progresiva desecación que redujo las áreas de bosques y selvas. Como adaptación al bioma de sabana aparecieron primates capaces de caminar fácilmente de modo bípedoy mantenerse erguidos (East Side Story;25 26 ). Más aún, en un medio cálido y con fuerte radiación ultravioleta e infrarroja algunas de las mejores soluciones adaptativas son la marcha bípeda y la progresiva reducción de la capa pilosa, lo que evita el excesivo recalentamiento del cuerpo. Hace 150 000 años el norte de África volvió a sufrir una intensa desertización lo cual significó otra gran presión evolutiva como para que se fijaran los rasgos principales de la especie Homo sapiens.



VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA BIPEDESTACIÓN

Es evidente que la gran cantidad de modificaciones anatómicas que condujeron del cuadrupedismo al bipedismo requirió una fuerte presión selectiva. Se ha discutido mucho sobre la eficacia e ineficacia de la marcha bípeda comparada con la cuadrúpeda. También se ha notado que ningún otro animal de los que se adaptaron a la sabana al final de Mioceno desarrolló una marcha bípeda. Hemos de tener en cuenta que partimos de homínidos con un tipo de desplazamiento cuadrúpedo poco eficaz para largos desplazamientos en terreno abierto: el modo en que se desplazan los chimpancés, apoyando la segunda falange de los dedos de las manos no puede compararse a la marcha cuadrúpeda de ningún otro mamífero. Los primeros homínidos de sabana probablemente se vieron obligados a desplazarse distancias considerables en campo abierto para alcanzar grupos de árboles situados a distancia. La marcha bípeda pudo ser muy eficaz en estas condiciones ya que:

Permite otear el horizonte por encima de la vegetación herbácea en busca de árboles o depredadores.
Permite transportar cosas (como comida, palos, piedras o crías) con las manos, liberadas de la función locomotora.

Es más lenta que la marcha cuadrúpeda, pero es menos costoso energéticamente, lo que debería ser interesante para recorrer largas distancias en la sabana, o en un hábitat más pobre en recursos que la selva.

Expone menos superficie al sol y permite aprovechar la brisa, lo que ayuda a no recalentar el cuerpo y ahorrar agua, cosa útil en un hábitat con escasez del líquido elemento.

Hace años se argumentó que la liberación de las manos por parte de los primeros homínidos bípedos les permitió elaborar armas de piedra para cazar, lo cual habría sido el principal motor de nuestra evolución. Hoy está claro que la liberación de las manos (que se produjo hace más de 4 millones de años) no está ligada a la fabricación de herramientas, que aconteció unos 2 millones de años después, y que los primeros homininos no eran cazadores y que a lo sumo comían carroña esporádicamente.

Pero la bipedestación trajo una desventaja en la reproducción, ya que el hecho de pasar del cuadrupedismo al bipedismo conllevó un cambio anatómico de las caderas, con gran reducción del canal del parto que hacía más difícil y doloroso el alumbramiento, tal como se demuestra cuando se compara la cadera de un chimpancé promedio con la de un Australopithecus como Lucy, quienes además presentan un tamaño de cerebro similar.



HOMBRE DE NEANDERTHAL:

En Alemania occidental, en el valle del río Neander (Neanderthal en alemán), en 1856 unos obreros estaban extrayendo piedra caliza de una cueva cuando hallaron unos huesos. Esto no era insólito, y en casos similares era costumbre arrojar los huesos sin más. Pero en esta ocasión la noticia llegó hasta el profesor de una escuela cercana, que consiguió salvar unos catorce de aquellos huesos, incluida la calavera.

Por esta época, los geólogos estaban seguros de que la Tierra era muy antigua, y los biólogos a su vez estaban seguros de que los seres humanos habían aparecido mucho antes de lo que la Biblia parecía indicar. Pero cualquiera que fuese esa antigüedad, ¿se trató siempre de seres humanos o bien evolucionaron a partir de alguna forma más simple?

Los huesos de la cueva de Neanderthal eran claramente humanos, pero la calavera difería algo de la del hombre actual. Poseía, en efecto, unos marcados maxilares óseos, frente y barbilla hundida y una dentadura de una prominencia insólita.

Los restos se denominaron en seguida hombre de Neanderthal, y se planteó la cuestión de si era una primitiva forma de un ser humano o un mero individuo con alguna afección ósea. El principal defensor de que se trataba de una primitiva forma humana fue el antropólogo francés Pierre-Paul Broca (1824-1880), y su criterio acabó imponiéndose.



Hace aproximadamente unos 30 a 35.000 años, la subespecie del Homo sapiens neaderthalensis se extinguió, y su lugar fue ocupado por nuestro predecesor más inmediato: el Homo Sapiens sapiens.
Cuando, en 1856, se exhumó en el valle de Neander, Alemania, el esqueleto de un ser poco corriente, nadie quiso ver en él a un lejano antepasado del hombre. Como mucho, se pensó que se trataba de un contemporáneo del diluvio. ¿Y ese aspecto tan extraño?

Tendría alguna enfermedad o era un extranjero. O, mejor aún, si tenía el fémur arqueado era porque se había pasado la vida a caballo, luego se trataba de un cosaco desertor del ejército ruso que se había refugiado en una cueva. Y los anillos óseos por encima de los arcos superciliares se deberían a un dolor crónico, que le obligaría a fruncir el ceño.

Habrá que esperar casi un siglo para reconocer en el hombre de Neandertal a un antepasado del hombre actual, surgido hace casi 100.000 años, que amplió considerablemente el área geográfica de la Humanidad, poblando Asia, África y Europa. Llevaba ropa, fabricaba herramientas de piedra para curtir las pieles, cortar la carne o cazar, construía albergues y cocía la carne en un fuego plano utilizado como panilla. Se preocupaba mucho por los muertos.

EL HOMBRE EN LA TIERRA: Escribir la historia del hombre es preguntarse, en primer lugar, cómo pudo encontrar su lugar de existencia en la Tierra, problema que tiene hoy una importancia extrema, por dos razones: los viajes interplanetarios plantean la cuestión de la vida en los demás planetas, mientras que el desarrollo desordenado de los medios destructivos en la civilización contemporánea nos lleva a buscar lo que ha hecho posible al hombre y que mañana corre el peligro de reducirlo a la nada.

Alrededor del Globo está la biosfera, es decir, una delgada película de tierra firme, de agua y de aire que la envuelve y único lugar donde se puede desarrollar la vida. Esta biosfera es muy exigua: unos cuantos kilómetros por encima de nuestras cabezas y todavía menos bajo nuestros pies. Contiene todos los recursos que necesitan los seres vivos para subsistir. El milagro de la vida se basa en un frágil equilibrio que el hombre puede destruir.


¿Cuándo surgió el hombre?

Los australopitecus son, probablemente, los antepasados del hombre. Bípedos, medían de 1,0 m. a 1,50 m y pesaban de 20 a 50 Kg. Su capacidad craneal era de 400 a 500 cm3. El primer hombre debió surgir, probablemente, de algunos australopitecus, en la sabana africana, hace unos 3 millones de años. Se trata del Homo habilis, que utilizaba herramientas para despedazar la caza que capturaba y compartía con su familia. Vivía en chozas.

¿Cuáles son las etapas de su evolución?

Hacia 1,9 millones a 1,5 millones de años antes de nuestra Era, el hombre se lanza a la conquista del mundo. Se trata del Homo erectus. Mide hasta 1,78 m, su capacidad craneal supera los 1.000 cm3 y utiliza el fuego. Hace aproximadamente 100.000 años surge el hombre de Neandertal, un ser inteligente, que entierra a sus muertos. Tiene incluso la capacidad craneal del hombre actual (1.700 cm3l, pero su esqueleto es más robusto. Hacia 35.000 años a. se pierde su rastro, brutal desaparición que sigue siendo un misterio, aunque se cree q coexistió, durante algún tiempo, con el Homo sapiens, que apareció entre los 35.000 y los 10.000 años antes de nuestra Era. El hombre Cro-Magnon es su representante más celebre De capacidad craneal ligeramente inferior a del hombre actual (1.590 cm3), su estatura y esqueleto eran iguales a los nuestros.

¿Qué es el Paleolítico?

La Prehistoria se divide en varios períodos en función de las herramientas y armas que encuentran en las exploraciones. El más antiguo ha recibido el nombre de Paleolítico (del griego palaiós, antiguo, y lithos, piedra), es decir, la Edad de la Piedra antigua. Dura hasta unos 10.000 años a.C. y es un pei-íodo que se caracteriza por la caza y la recolección. El hombre era nómada.

¿De qué herramientas disponía el hombre?

La primera herramienta hecha por el hombre que se ha descubierto data de unos 3 millones de años. El hombre utilizó, en primer lugar, los cantos rodados, luego las piedras fáciles de romper para obtener instrumentos cortantes: cuarzo y, sobre todo, sílex. La raedera de sílex servía para todo: cortar, pinchar, raspar, trabajar los huesos de los animales o la cuerna de los renos, e incluso para hacer agujas v arpones. La madera también se utilizó, pero apenas han quedado vestigios de ella.

¿Desde cuándo se utiliza el fuego?

Desde luego, no se sabe cómo logró el hombre dominar el fuego. Parece ser que en la Tierra tuvo lugar una intensa actividad volcánica que provocaba gigantescos incendios. El rayo también podía inflamar las hierbas secas o la nafta. Se cree que el hombre se proveyó de brasas encendidos por causas naturales. Es la única especie animal que logró dominar el fuego.

¿Cómo lo conservó el hombre?
El dominio de los medios para encender el fuego no parece remontarse a más de 40.000 ó 50.000 años, consiguiéndose posiblemente a través de la percusión de sílex o por frotamiento, hasta la incandescencia, de trozos de madera. Antes de descubrir procedimientos tan complicados, el hombre tuvo que transportar el fuego en forma de brasas. También podía mantener un hogar permanentemente en un lugar protegido, como en la caverna de Chu Ku-tien, donde se encontraron 7 m de cenizas de unos 400.000 años de antigüedad.